Me daba pereza empezar a escribir la entrada de Berlín y recordar el frío que pasamos pero es que ¡ya vamos con retraso! Bueno, en realidad aquello fue un viento huracanado (literalmente), combinado con esa típica lluvia incómoda que se te cala por todos lados… no nos separamos de nuestros gorros, guantes, bufandas, dos pares de calcetines y abrigos en todo el finde. Y ¿a quién se le ocurre ir a Berlín el fin de semana en el que la Tormenta Emma azota el país y la ciudad?... vientos de hasta 200 km/h…
Pero Berlín también nos dejo momentos muy buenos con los amigos, imágenes bonitas, sorpresas, diversión y un super apartamento en el centro! Sí, a pesar de todo, de no sentir ni las manos ni los pies, de tener que ir agarrada a la barandilla para que el viento no me lanzara al río, de ver la ciudad con la cara empapada de agua, Berlín me encantó!
Adrián nos esperaba en el apartamento que habíamos alquilado, qué curiosidad por ver si eso tan barato era lo más parecido a una casa o a una pocilga… y ooooh!! sorpresa, hacía tiempo que no veía un piso en condiciones! estaba genial, incluso decorado con buen gusto, primera prueba superada. No tardamos mucho en salir, teníamos que aprovechar y estábamos hambrientos. Nos alegró ver que había sitios abiertos a todas horas aunque, sin dar muchas vueltas, por si era pura casualidad, nos metimos en el primero que encontramos. Si digo que es el sitio más raro en el que he estado no exagero (varias plantas y ambientes, para cenar, bailar...) pero es lo bonito de Berlín, sitios diferentes, que tienen algo especial y en los que lo pasas bien. (en la foto, camino del baño de las chicas y en él)
Después de una noche muy larga, un buen desayuno. El sitio, otra sorpresa, un local pequeño, como la entrada de una casa, donde unos señores mayores habían colocado una cocina y unas estanterías con productos para vender. Majísimos, nos alimentaron con sus dulces caseros y casi no salimos de allí! Antes de marcharnos la señora nos dice “id a resguardaros a casa que viene una tormenta muy fuerte del sur, los alemanes se han ido a casa, no hay nadie en la calle…” y nosotros “sí, sí, gracias, gracias…” y pensando “qué exagerados que son estos alemanes…” (ingenuos, no sabíamos lo que nos esperaba, pero el nubarrón negro sobre El Fernsehturm hablaba por sí sólo)
El tour empezaba en la Puerta de Brandenburgo, la entrada al "Nuevo Berlín". Lo que decían en su web: “…gratuito, también en español, todos los días del año, haga el tiempo que haga…” (pero, ¿con amenaza de ciclones también? Pues parece que sí…) Y empezaron nuestras 4 horas de tour hasta que cobardes nos dimos por vencidos en nuestra lucha contra la tempestad, y después de pagarle al guía por el extra-esfuerzo de aquel día, nos despedimos de él y de los valientes que seguían.
Una lástima porque el chico era bastante bueno, pero no nos enterábamos de sus explicaciones, sus palabras de verdad que se las llevaba el viento, los pies nos dolían no de andar, sino del frío, veíamos los monumentos borrosos por la lluvia en la cara y fotos las justas, a no ser que te quisieras cargar la cámara… Oh my God! Necesitábamos una sopa caliente! Y a por eso fuimos! Aunque nuestro esfuerzo como turistas no fue menos y ahí van algunas imágenes:
Monumento a los Judíos de todo Europa asesinados por el Holocausto. Un impresionante laberinto formado por 2711 bloques de hormigón a diferentes alturas... de lo que más me gustó.
El Checkpoint Charlie, el paso fronterizo más famoso del Muro de Berlín que separaba la parte americana de la soviética.
Y por ahí pasaba el Muro de Berlín, eso es justo detrás de la Puerta de Brandenburgo
Por fin el famoso Muro de Berlín (parte de lo que han conservado), qué gusto da ver que sólo queda algunos metros de lo que fue una detestable barrera que dividió a una nación y separó a familias, amigos...
Cuando la lluvia se tomó un descanso fuimos a conocer más sitios del centro: la ópera (en la foto), la catedral, los museos, y la verdad es que todo es precioso, gente por todos lados, no me quiero ni imaginar el ambientazo que tiene que haber en verano.
Otra vez teníamos que entrar en calor (la bici de Adri ayudó) y por fin un restaurante típico alemán para probar las salchichas! Qué ricas…Por la noche, después de recuperar fuerzas en nuestro dulce hogar, a la zona que nos recomendó Isa (ICEX Berlín) Qué pena no poder vernos al final! fue difícil coincidir y con ese mal tiempo… pero qué bien lo tienes que pasar en tú ciudad! … tampoco hubo forma de coincidir con la quedada de informáticos ICEX que casualmente pasaban por allí…
La verdad es que lo pasamos muy bien, nos pareció una ciudad singular, muy acogedora (otra sorpresa), con una oferta cultural muy amplia, adecuada para gente joven de todos los gustos y estilos, cosmopolitan, interesante y barata! (al menos más de lo esperado). Será uno de los destinos a los que volveré, pero para la próxima más días y en verano, que hay muchas cosas que ver, que aprovechar y con las que deleitarse.
jueves, 13 de marzo de 2008
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