martes, 20 de mayo de 2008

Egipto, un sueño hecho realidad

Por fin iba a poder acariciar las pirámides, pisar la arena del desierto, sentir calor de verdad, navegar por el Nilo, montar en camello, esquivar coches en El Cairo, intentar “interpretar” jeroglíficos, probar nuevos sabores, perderme en el Valle de los Reyes, refugiarme en los templos, bailar con los Nubias, vestir una túnica, volverme loca en los bazares...

No iba sóla, Javi y otras 110 personas iban apareciendo de forma intermitente en el resort de Giza. Llegué a las 3.30 am hora local, y allí estaba el chico con el cartelito de Travel Talk esperando por dos australianas y por mí… qué emoción, ya era una realidad! Al llegar al super hotel vi a Javi esperando en el hall, lo habíamos conseguido, ya estábamos allí!

Llegamos antes y tuvimos el día siguiente libre para relajarnos en la piscina y disfrutar del resort, sesión de masajes para descargar toda la tensión acumulada... a la tarde, toque de queda, comienza la acción, reunión con los organizadores del tour y división de los grupos (crucero, el nuestro, felucca y por tierra). Desde ese momento empezaron las actividades que no terminaron hasta unas horas antes de coger el vuelo de regreso!

Para la inauguración del viaje, cena en un barco en el Nilo con los bailes típicos: danza del vientre (nadie se libró de bailar) y la danza de los derviches, hombres que bailan dando vueltas como peonzas, sin moverse del sitio durante bastante tiempo intentando guardar el equilibrio; visten varias capas de faldas de vistosos colores que se van quitando poco a poco y que al girar van dibujando diferentes formas, muy bonito…

Llegó uno de los momentos más esperado para mí: Giza, las Pirámides y la Esfinge, no era cuestión de empezar a llorar de emoción tan pronto, pero me faltó muy poco! Pellizcadme! No me lo creo!

Javi y yo a los pies de la Gran Pirámide. ¿Cómo se construyó?, una duda que tal vez nunca sea resuelta; hay muchas teorías sobre ello. En cuanto a la fecha de construcción se cree que fue entre el 2589 - 2566 a.C. Es la pirámide más grande y antigua de Giza, formada por 2.300.000 bloques de piedra y una altura de 140 m.

El que pasa por Egipto no se pueder ir sin estas fotos! tipiquísimas! tan típicas como que son casi obligatorias; llevan a los turistas a este mirador para que disfruten y posen con una de las Siete Maravillas del Mundo.

Como no, paseo en camello. El comienzo fue un poco “creo que me quiero bajar!”, teniendo en cuenta que una de nuestras compañeras casi se estampa contra el suelo y que mi camello y su dueño eran algo traviesos... pero como buena ¿amazona? supe controlar la situación y terminé dándole órdenes a mi “Rocinante”.

Después de un primer día lleno de actividades, maleta que nos vamos pa el sur del país! Bajamos en un tren-cama 5 estrellas, sorprendentemente muy cómodo y limpio, la cena y desayuno no estuvieron nada mal y las 12 horas de trayecto pasaron casi sin darnos cuenta, durmiendo plácidamente. Los grupos ya estaban divididos, el nuestro, unos 26: “los habibis” (mi amor), como nos nombró nuestro guía Remon.

Primer destino: Asuán, la ciudad más al sur de Egipto a más de 900 km de El Cairo. Es la más calurosa, cerca del Trópico de Cancer, muy bonita, nos conquistó a todos y a otros antes, aquí fue donde Agatha Christie, alojada en el famoso hotel Cataract, escribió "Muerte en el Nilo". En esta zona el Nilo está precioso, como se ve en la foto anterior, tiene varias isletas, vegetación en una orilla, desierto en otra. Desde allí fuimos a visitar varios sitios como la Presa Alta, el Lago Nasser... (foto en el mercado)

Javi comprando su primer capricho en el mercado y yo como loca buscándole! camuflado de esa forma no había forma de encontrarle!

El Templo de la Diosa Isis, en la isla de Agilkia. Originalmente estaba en la isla Filé pero ésta fue sumergida al construirse la Presa Alta y para evitar un desastre, se desmontó el conjunto arquitectónico que había en ella y se trasladaron todos los templos a la nueva isla (en la foto), donde volvieron a reconstruir cuidadosamente el mismo paisaje de manera que la diferencia con Filé fuera la mínima.

En la misma isla, con Moguss y Nichelle delante de la Puerta de Adriano. Este hombre iba dejando puertas por todos lados!

El Quiosco de Trajano. Desde él había unas vistas impresionantes del Nilo.

Por la noche, a otra isla. Fuimos a cenar con los nubias, raza egipcia que tiene su propio idioma, se transmite de forma oral, no existe escrito. Vivían al sur de Asuán, en pueblos hoy día sumergidos por la Presa Alta. Nos recibieron con sus danzas típicas y nos invitaron a probar su gastronomía. En la foto bailando con Fufú, un encanto de niña!

¿La mascota de la casa? una cría de cocodrilo, vaya dientes tenía ya!

Y con el crucero, fuimos haciendo escala en diferentes sitios a la vez que subíamos por el Nilo. (en la cubierta del barco, tomando una cervecita fresquita con los compis, al lado de la piscina...)

La isla Elefantina y la isla Kitchener, en el medio del Nilo. Navegamos entre ellas en felucca.

Templo de Kom Ombo, dedicado al dios Sobek, con forma de Cocodrilo. Dentro pudimos ver una momia de cocodrilo...

El templo Edfu, el que mejor se ha conservado de Egipto y el más importante después del templo de Karnak. Se empezó a construir en el 237 a.C.

Antes de despedirnos del crucero, fiesta de disfraces y ¿la temática? Obvia… los "Habibis" nos vestimos con nuestras mejores galas para degustar durante la cena los platos más típicos de Egipto y después en la sala de fiestas, música del país, concursos de danza del vientre, entre otros…

Como actividades extra, por si no teníamos bastante con el resto, viajar en globo sobre el Valle de los Reyes! y aunque la idea de levantarnos a las 4.30 no nos hacía mucha gracia, no podíamos dejar pasar esa oportunidad. Supuestamente íbamos a ver amanecer desde el globo, pero nuestro piloto llegó tarde, ¡bienvenidos a Egipto! y lo vimos desde una felucca… (esperando por nuestro globo y el Valle de los Reyes a 600m de altura...)

Valle de los Reyes, yacimiento funerario. Debajo de esas montañas se llegaron a escavar más de 60 tumbas. Fuimos bajando por pasadizos escavados en la roca, algunos aún decorados con jeroglícos y figuras de llamativos colores (cómo es posible!) para llegar a la sala funeraria, aún más adornada, amplia, con el sarcófago en el medio...

Paseo por el Valle de los Reyes en los pequeños burros de Egipto. El mío, además de ser el más lento de la pandilla, tenía algunos problemillas para concentrarse y seguir por el mismo camino de los demás...y yo mientras achicharrándome! (afortunada con el camello y con el burro! ;-))

El templo de la Reina Hatshepsut, impresionante por las dimensiones y ubicación, escavado en la montaña, me encantó!

Vistas desde la segunda planta del templo Hatshepsut. Al fondo, nada, zona desértica, a excepción de unas cuevas en la montaña que se ve a la izquierda y los autobuses que esperaban por nosotros a la entrada...

Templo de Karnak. Inmenso, en realidad es un complejo formado por tres templos. Alucinante todas las estatuas que se han conservado, muros, columnas de gigantesco tamaño...

Vuelta al Cairo para meternos de lleno en la ciudad antes de decirle hasta la próxima: el Bazar El Khalili, la locura de Estambul pero a lo grande!, la Citadel de Saladin, la Mezquita de Mohamed Ali, el exclusivo y fantástico Museo Egipcio, donde casi vuelvo a derramar lágrimas al ver la asombrosa Máscara de Tutankamon, etc, etc...(en la Mezquita de Mohamed Ali)

Esto es "sólo" algo de lo que vivimos en Egipto Javi, yo y el resto de los Habibis, excelentes compañeros de viaje con los que compartimos muy buenos momentos y los que hicieron que el tour fuera único y muy divertido - I hope to see all of you very soon!

jueves, 15 de mayo de 2008

"Las cañas" de Atenas a Poros

Después de 10 fabulosos y agotadores días en Egipto (próxima entrada), más acción: Marta, ICEX París, integrante del unique “Grupo de las cañas” del grupo C, o lo que es lo mismo “miss parakaló, parakaló!” por fin vino a revivir viejos tiempos con la otra chica del grupo ;-) Con ella, más ICEX París: Martina, “miss Fitness por la montaña” y Javi, “mister absolutely”.

Llegaron con mucha fuerza y teníamos que estar a la altura así que: “¿ir a casa? Sí hombre!”, “¿sueño yo? Ni hablar!” A la fuerza teníamos que estar cansados, pero lo estaba pasando tan bien que no me di cuenta hasta que llegó el lunes y tenía que madrugar, trabajar...

Hemos hecho de todo: turismo por Atenas, salidas nocturnas, comer bien, como viene siendo habitual, bailar, brindar en varios idiomas; también hubo fin de semana en una isla: Poros.



Nos costó nuestro esfuerzo ir a Poros: de casa a la taberna, de la taberna al pub, del pub a casa para coger las mochilas (milagrosamente) y, a los 15 minutos, taxi al Pireo – no, no hubo tiempo para dormir, pero teniendo en cuenta que el barco salía a las 7.30 am... nuestra agenda era muy apretada y no había tiempo que perder... (en la imagen, las escaleras que llevaban al salón del barco...)

En cualquier caso, hay cosas que no se pueden evitar, y así llegamos y nos fuimos de la isla, dormidos como bebés, aunque a ratos costaba los suyo gracias al griterío de niños emocionados que iban a la playa… pero dónde estaban sus padres!

Siguiendo el consejo de los griegos, no reservamos hotel porque en esta época del año todavía no hay problemas de alojamiento… así fue, justo poner los dos pies en tierra firme se nos acerca un señor con una buena oferta (después de Marta’s regateo) y allí nos quedamos. De nuevo, sólo 15 minutos para prepararse y salir en busca del mar, queríamos playita y sol!

Después de 20 indicaciones, cada una hacia un lado diferente de la isla, y una mini playa que no cumplía nuestras expectativas, paramos a un taxi que nos llevó a Neorion, una de las playas más bonitas. Allí pasamos la mañana, tumbadas al sol cual lagartijas. Nos atrevimos a estrenar la playa y a darnos nuestro primer baño del año; el agua, muy fresquita, pero nada mejor para despejarse y reanimarse.

A la vuelta, no taxis, no autobús local (llamémosle más bien autobús fantasma porque nunca se le vio el pelo…) así que caminando al pueblo, que después de estar todo el día tumbadas sin hacer otra cosa que dormir y comer raciones griegas, no suponía un gran reto. (Por el camino, Grecia no nos deja de sorprender... teléfono en medio de la nada?...)

El pueblo era muy bonito, en la línea de todas las islas griegas, calles estrechas, flores colgadas por todos lados, casas azules... El puerto, muy vistoso – coincidimos con la feria anual de yates – mansiones en el mar con alfombra roja incluida.

Al día siguiente el sol no quiso salir y nos obligó a cambiar la playa por el Templo de Poseidón. La idea no sonaba tan mal antes de saber los km. que tendríamos que recorrer y lo que nos íbamos a encontrar. Tras un buen desayuno en el puerto con infinitas tostadas, empieza la aventura. (casa "no azul isla griega" por el camino...)

Dos metas: el Monasterio de Zoodochos Pigi y el Templo de Poseidón. Después de subir y subir por la montaña, llegamos al Monasterio y primer y necesario descanso. (Pope, sacerdote griego, caminando al fondo)

Según íbamos “escalando” las vistas eran cada vez más impresionantes… sí que era alta la montañita!...que se lo digan a mis piernas!...

En marcha otra vez en busca del Templo de Poseidón o más bien del “templo perdido” porque no había forma de encontrarlo! ¿Nos lo habríamos pasado? ¿Estaría mal nuestro mapa? ¿Existiría de verdad o era una leyenda? ¿Serían dos piedras en medio de la carretera que pasaron desapercibidas para nosotros?

En esto último no íbamos muy mal encaminados porque aquello era, mejor dicho, “las piedras de Poseidón”! un único autobús en la puerta y un grupo de turistas dentro de un recinto vallado, nos convenció de que aquello era lo que buscábamos. (¿lo que se ve al fondo? el Templo ;-))

Cuenta atrás para bajar la montaña y llegar al pueblo, a 20 minutos según el vigilante del Templo, pero se le olvidó especificar en qué medio de transporte, porque la hora caminando no nos la quitó nadie.

Llegamos con tiempo de comer tranquilamente un giro pita gigante para recuperar fuerzas y estar entre los primeros puestos para subir al barco y pillar un sitio estratégico – aunque nuestro sofá-cama duró poco… en la isla había más domingueros de los que pensábamos y no había sitio para todos!

Las mini vacaciones llegaban a su fin, pero antes de la despedida, cena en el roof garden de la taberna a la que fui mi primera noche en Atenas… después de 7 meses se vuelve a abrir la terraza, el tiempo ha pasado pero nada ha cambiado, mismos farolillos, mismo todo...

Nunca pensé que en tan pocos días se pudieran hacer tantas cosas, y es que ganas no faltaban. Espero que lo hayáis pasado tan bien como yo, diversión constante, un viaje muy “simpático” ;-) y “parakaló, parakaló” a ver si nos vemos pronto! Geia mas!