viernes, 26 de septiembre de 2008

Creta pasando por Santorini

Después de un mes ajetreado de visitas, viajes y salidas necesitábamos unos días de ocio fuera de la ciudad para relajarnos ;-), así que aprovechamos los días que me quedaban de vacaciones para irnos a la gran isla de Creta (la quinta más grande del Mediterráneo) pasando antes por Santorini – Javi no se podía ir sin conocerla ...

La visita a Santorini fue de un par de días, más que suficiente sobre todo cuando ya conoces la isla y sabes los puntos y pueblos exactos que se han de visitar. En cualquier caso, Santorini nunca deja de sorprender y encontramos rincones tan bonitos como estos. (mirador en la Caldera de Santorini)

Una vez que tienes clara la ruta sólo tienes que buscar el medio de transporte más adecuado, el elegido fue el quark… y no sé si es porque tiraba menos que una motocicleta y no subía las miles de pendientes que hay en la isla, o porque coincidió con ese “efecto caldera” que cubre la isla de una neblina que lo moja todo de agua salada, pero nuestras aventuras con el quark nos dejaron saciados por un buen tiempo y con pocas ganas de más…

Oia, el pueblo más pintoresco, que ya presenté en una entrada anterior, me pareció más bonito esta vez ¿sería porque no nos encontramos con los miles de turistas que no te dejaban fotografiar algo sin que salieran sus cabezas?...El caso es que pudimos pasear tranquilamente por todas sus calles, disfrutar del entorno y captar imágenes preciosas.

Imágenes de Oia...

Estuvimos alojados de nuevo en el Stelio’s Place, como en casa con Stelios y su encantadora familia que nos tenían preparada la mejor habitación. De nuevo (más familiares han pasado por allí) nos trataron de maravilla. (desde nuestra terraza)

Más imágenes de Santorini… La Playa de Perissa, de arena y piedra negra…

Fhira de noche, una pena que la neblina no dejara ver el paisaje con claridad, pero le daba un toque muy especial.

Vista de la Playa Roja, al fondo, un poco complicado llegar, tienes que ser ágil y es necesario escalar, pero merece la pena.


CRETA

Nada mejor para despedirse de Grecia que visitar Creta, dejando lo mejorcito para el final. (el bonito puerto antiguo de Xaniá)

La isla es gigante con sitios que no tienen desperdicio a lo largo y ancho, pero como para ellos se necesita mínimo un mes y nosotros íbamos a estar sólo ocho días, tuvimos que hacer una buena selección. (playa Agia Apostoli, a unos minutos de la ciudad)

Nuestro estudio, una monada en el centro del casco antiguo de Xaniá, muchos dicen que la ciudad más bonita de la isla. Nos encantó lo que se conoce como “ciudad antigua”, de nuevo rincones impresionantes a cada paso. (Catedral de Xaniá o Chaniá)

El puerto antiguo, donde se aprecia la influencia de los venecianos que allí vivieron durante siglos.

La mezquita, también en el puerto antiguo. Justo al lado, una tienda que ofrecía uno de los productos más típicos de la región, la cerámica, me hubiera llevado tantas cosas…

Una de las playas más famosas es Elafonissi, por su arena clara e islote al que se cruza en menos de cinco minutos a pie.

La arena… qué bien se estaba allí tumbada…

Otra de las espectaculares playas, Falasarna, la que más nos gustó por ser kilométrica y sus dunas de arena suave, increíble cómo se hundían los pies en ellas…

A cántaros llovía cuando dejamos la ciudad, justo a tiempo… Después de este último viaje, casi lista para dejar el país aunque no preparada para decir adiós a todos los compañeros, amigos… me esperaba una semana dura que jamás olvidaré.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Zakinthos, maravilla del Jónico

Zakinthos es una de las islas del Jónico, caracterizadas por su variedad de paisajes, su vegetación y sus playas de un azul espectacular. El animal por excelencia de la isla, y digamos que la mascota, es la tortuga Caretta-Caretta, en peligro de extinción.

No he oído a ningún griego hablar mal de ellas y fue difícil decidirnos por una. Finalmente elegimos Zakinthos, hacía meses que quería visitar el famoso enclave donde naufragó ese barco y navegar por la Cueva Azul y así lo hicimos Nerea, David, Javi y yo. (llegando a la isla)

Nuestro objetivo aquellos días era descansar de playa en playa, cruzando con el coche de un lado al otro de la isla para conocer las más bonitas.

El último día lo reservamos para el paseíto en ferry (unas 6 horas...) que da la vuelta completa a la isla y hace varias paradas para que puedas nadar en medio del mar, conozcas la famosa Playa del Naufragio, la Cueva Azul, la isla de las tortugas Caretta-Caretta, supuesta posibilidad de verlas nadar a tu alrededor (la probabilidad es más bien mínima y lo único que ves es agua y más agua)... (una de las cuevas de la ruta)

La famosa Cueva Azul y barquitas entrando dentro de ella...

La Playa del Naufragio, creo que está claro por qué se llama así... fue una de las paradas que hizo el barco, para que nadáramos en esas playas de arena blanca y agua azul turquesa.

En la misma playa, donde disfrutamos de un refrescante baño, un poco complicado al principio por todos los barcos que había en la orilla cuando llegamos...

Comiendo en el típico chiringuito con palmera, en una de las playas más bonitas de la isla, la de Alikés.

Ejemplo de los paisajes montañosos de la isla y su vegetación...

Así es como protegen los huevos que las tortugas Caretta-Caretta (Tortuga Boba) ponen en la arena de algunas de las playas de la bahía de Laganás, cerradas al público al atardecer para permitir que no se moleste a estas tortugas en período de desove, en verano. Esa zona forma parte del Parque Nacional Marino. (sí, mi foto es la del huevo, la otra es de Internet ;-))

Una isla más, experiencias nuevas, paisajes para el recuerdo, excelente pandilla de amigos para sacar el máximo partido a esos días y varios brindis con unas Mithos!

jueves, 11 de septiembre de 2008

Meteora y sus monasterios

“No me quiero ir de Grecia sin subir allí arriba!” la frase que tantas veces he repetido durante este año. Con “allí arriba” me refería a Meteora: un paraje único que deja boquiabierto a cualquiera, caracterizado por sus monasterios “suspendidos en el aire”, como encajados en la cima de bloques gigantes de piedra tallados por la erosión. Mis compañeros de fatigas esta vez: Javi (ya es un fijo y casi experto en cultura helénica), Alicia y María, que no sabían las estresantes vacaciones que les esperaban ;-)

Llegamos por la noche después de 7 horas en la carretera; la distancia es menor, pero esto es ante todo Grecia, donde los atascos se convierten en tu amigo inseparable de viaje, además teniendo en cuenta que nos perdimos, que nos volvimos a despistar y alguna parada entre medias para estirar las piernas y disfrutar de las nuevas regiones por las que pasábamos...

Y lo de perderse no es nada difícil, todo lo contrario a ser copiloto que es tarea imposible en las carreteras griegas (no hablemos del pobre conductor)... No sólo porque casi todo el pavimento está levantado por obras y te desvían a sitios que no aparecen ni en el mapa sino porque, y en esto ya me repito, las señales de tráfico brillan por su ausencia en este país o simplemente no se corresponden con la realidad: “Qué alguien me explique por qué indican a “150 km” y 20 km más adelante a “230 km” tratándose de la misma ciudad!”...



Pero ese largo trayecto que empezaba a ser desesperante mereció la pena especialmente cuando entramos en Kalambáka (el pueblo donde nos alojábamos, a los pies de los monasterios de Meteora) Lo que al principio nos pareció como una especie de neblina (“¿en un caluroso día de verano?”) no era más que el efecto de esos gigantes de piedra iluminados! Im-presionante!!! No había visto nada igual en mi vida!

La siguiente alegría para el cuerpo fue nuestro hotel, Pyrgos Adrachti hotel, rústico, “casi a estrenar”, acogedor, el más apropiado para la zona, dueños encantadores, un 10, entre dos de las torres de piedra, con unas vistas preciosas a los monasterios...

Pero el día grande empezó a la mañana siguiente, cuando con nuestro coche empezamos a subir por esas carreteras que conectan unos bloques de piedra con otros y sus monasterios. El paisaje era de cuento, sólo disfrutando de él y fotografiándolo puedes invertir todo el día!

En la actualidad se pueden visitar 6 Monasterios y nosotros escogimos para inaugurar la ruta el más importante, visitado y de mayor tamaño: El Gran Meteoro. Muy elevado, su acceso, como el de la mayoría, es a través de una carretera que va más o menos hasta su misma altura, para finalmente entrar en él mediante una escalera y pasadizo escalado en la roca. En el caso de otros monasterios, la entrada es mediante un puente que conecta la carretera y el monasterio.

La bodega y cocina en el Monasterio Gran Meteoro.

En la antigüedad se usaban unas redes que servían como ascensor para que pudieran subir y bajar los monjes, así como sus víveres. Esto es un ejemplo de una de las que aún en la actualidad se dice que emplean para la comida. En algunas guías comentan que sólo los Popes importantes cuando van de visita usan el método tradicional de polea para llegar al monasterio, y no sé si es cierto pero no lo veo nada recomendable teniendo en cuenta el estado en el que está este sistema...



Una excursión preciosa y divertida, con todos los ingredientes necesarios, que terminó con una visita fugaz al Oráculo de Delfos y acabó con nuestra energía! (a pocos minutos de que cerraran la oficina de alquiler de coches aún estábamos perdidos, sí otra vez, en una de las calles que llevan al centro de Atenas sin saber cómo llegar a nuestra meta final! Pero milagrosamente lo conseguimos...) ¿Que sería de un buen viaje sin este tipo de contratiempos? Chicos, tenemos pendiente la próxima aventura, voy preparando mi propuesta de viajes, estaba pensando en algo más relajado... aunque sé que con vosotros eso es imposible! De momento nos vemos en Madrid!