El Lago di Como - Milán

“Renovarse o morir” así que aquí va la nueva entrada, además ya va siendo hora de ir quitando las luces de Navidad…

Este fin de semana he estado en el Lado di Como al fin. Después de varios viajes a Italia y mi visita más reciente al norte del país este verano, ya he aprobado esa asignatura pendiente! Y en el viaje, muy bien acompañada por Javi, Jose y María José que se animaron a venir desde España, lo mejor que pudieron hacer ;-)

El paisaje es precioso, el entorno mágico y la gente se queda corta al hablar de él… y por supuesto no menos curioso es ese glamour que se respira hasta en los pueblos más pequeños con esos habitantes afortunados por tener unos m² allí mismo. Las “casitas” de George Clooney creo que no las vimos, ¿o sí? podrían ser cualquiera…

El tiempo, frío pero soleado, nos permitió retratar todo aquello de lo que estábamos disfrutando, aunque desgraciadamente después uno se da cuenta de que no es posible representar lo que se ve, es necesario estar allí y vivirlo…

Este cochecito automático y muy posh (no podía ser de otra forma en Como, pero que quede claro que no lo elegimos nosotros, era la única opción...) nos permitió ir al centro del lago, donde según nos comentaron están los pueblos más bonitos y el lago alcanza su máxima profundidad (es el segundo más profundo de Europa).



Justo fue en esa zona en la que embarcamos, junto con nuestro bólido, en el barco que nos llevaba a la otra orilla (desde Bellagio a Varenna). Como se ve en la foto, éramos los dueños de la parte superior del barco… ¿o será que los ya acostumbrados italianos prefieren disfrutar de las vista desde dentro, al calorcito? En cualquier caso mereció la pena…

Todos los pueblos eran muy similares “pueblos con encanto”, callecillas estrechas, empedrados, casa, mansiones preciosas… algunos perfectamente ordenados a orillas del lago, otros a más altura y ¿para llegar a ellos? esas carreteras de montaña de infarto!

Sin duda alguna los que más nos fascinaron fueron Como y Lecco (las dos capitales de sendas provincias) seguramente por el ambiente que había, gente paseando alrededor del lago, sus calles, pequeños veleros, carruseles, restaurantes…

Todo ha sido perfecto, la comida, la gente, ese café italiano… como vivir durante dos días en un cuento, en el mundo ideal.

Y como siempre hay que despertar y volver en sí, así que llegó la primera despedida. Jose y María José ponían rumbo a Venecia mientras que Javi y yo nos íbamos Milán para comer en uno de nuestros restaurantes preferidos y comprobar si la ciudad había cambiado algo desde verano.

La cosa ya empezó a truncarse desde el momento en que pusimos los pies en el centro (no por la ciudad, ni mucho menos! sino por el tiempo). La catedral casi no se veía por la niebla que había, un mal presagio que indicaba lo peor: cancelaron mi vuelo a Atenas porque el piloto no veía 4 en un burro!

Antes de conocer lo que me esperaba (Javi fue más afortunado porque los vuelos a Londres sí salieron…) la despedida fugaz de Andrea, nuestro amigo italiano, al que sacamos de su estudio unos minutos para despedirnos en la Estación Central, hasta muy pronto!

Pero esta historia tiene un final feliz gracias a Santa Carla, mi salvadora! después de llamadas y sms de por medio (ella volaba Dublín-Milán) se alinearon los astros y todo salió bien. A las 22.30 estaba en “Llegadas” esperando a Carla, que me acogió en su casa y me trató como a una reina… casualidades de la vida! Sentía mucho haber pasado por Milán sin ver a Carla y al final pudo ser, al menos por unas horas! Aquí la foto de la mañana siguiente, arrastrando el cansancio del finde, antes de despedirnos en el metro :-(

Un fin de semana muy divertido, pese a los imprevistos de última hora con final inmejorable. Lleno de reencuentros donde te pones al día de todo, recuerdas muchas cosas, echas de menos otras... de agradecer especialmente cuando estás lejos de los tuyos. Ahora no puedo evitar pensar en la siguiente parada!